Una pequeña curiosidad de joyería

por Morcego Dom Feb 01, 2009 1:03 am

Lo que sigue no estaba seguro de publicarlo en este foro. Es una curiosidad histórica que me gustaría compartir con vosotros. Su relación con lo gótico, de todas formas, se puede trazar: Lutero y la Alemania de su epoca pertenecer estética y existencialmente al último gótico, una época de fuerte crisis material y espiritual en la Historia de Europa, un momento oscuro, convulso y apasionado, que, como quizá me extienda en escribir un día de estos, es el que marca nuestra imaginería más macabra y el referente histórico real del romanticismo más oscuro...

En
medio de vosotros está al que vosotros no conocéis, que viene detrás de mí, al
que no soy digno de desatar la correa de su calzado (Jn 1, 26-27)

Desatar la correa de la sandalia era un
antiguo gesto judío para indicar la entrega de una mujer; el que ha de venir
es, entonces, el Esposo.

Y no deja de ser curioso como en ocasiones el
fluir de las ideas es totalmente contingente y casi absurdo. El caso es que
estaba yo enfrascado en mis oscuros estudios –Como quien dijese, entre
polvorientos cronicones…- cuando posé mis arrasados y miopes ojos en la
pantalla del ordenador, coincidiendo con que la lista de reproducción del
youtube mostraba un vídeo de escenas de Vampire Hunter D –De lo mejor que he
degustado de animación japonesa, desde luego- y me asaltó la visión de una de
las escenas finales, en las que el anillo va cayendo a cámara lenta. El anillo
de compromiso, el anillo de bodas, la alianza. La Alianza.

A nadie le escapa mi gusto casi morboso por la
orfebrería, especialmente por la medieval, ni mi admiración –y, añadiría,
conexión existencial- con el Maestro Lutero. Por eso mismo vino a mi recuerdo
una singular pieza de joyería: el anillo de Lutero. El anillo de bodas con el
que el genial teólogo se desposó con la singular Katherine von Bora, un anillo
que contiene toda una teología en sí.

El anillo es una delicada pieza de artesanía,
oro grabado y un rubí –la piedra roja, roja es la sangre del sacrificio; roja
la llama del amor-. En la pequeña joya vemos al Cristo crucificado, el rubí
coronando su Cruz, y rodeado por los diversos elementos de su Pasión, la lanza –la
lanza de Longino que le atravesó ya muerto, la Lanza del Destino- y los
flagelos con los que el poder imperial humilló al Rey de los Judíos, al Mesías
de Israel, al Hijo de Dios. Solo Christo, et Christo Crucifixo, el
acontecimiento escandaloso y culminante de la Historia de la Salvación, la
misma Muerte redentora del Hijo de Dios, representado y recogido en un anillo
de bodas.

¿Qué quiere decir esto?

La verdad es que puede que esté
equivocándome, porque tampoco he conseguido encontrar comentarios directos del
genial teólogo al respecto, pero me parece muy posible que sea una lectura en
clave nupcial de la Salvación. El matrimonio es una de las imágenes que
recorren como una línea de fuerza la literatura bíblica, el amor entre el
hombre y la mujer –y sus trágicos avatares- es uno de los símbolos más
expresivos y abarcantes de la relación entre Dios y la Humanidad. Ya es así en
los profetas (Cf. Am 6, Ez 16) y volvemos a encontrarnos el símbolo, a veces
implícito y otras totalmente explícito, en el corpus joánico. Todo el
Cuarto Evangelio, el del Discípulo Amado, puede leerse en clave nupcial, Jesús
es el verdadero y definitivo Esposo de la Humanidad. El Apocalipsis mismo
muestra la consumación final del Mundo redimido como las Bodas escatológicas de
Dios y la Iglesia.

La Alianza. El destino último de la Humanidad
es la Alianza de Amor con Dios, desposarse con la plenitud de Dios. Y es un
amor difícil… es un amor por el que Dios lucha y clama por todas las sendas de
la tragedia y la historia humana, desde el inicio de los tiempos y hasta el fin
de los eones, toda la Historia de la Humanidad es este drama del amor divino,
entre la santa esposa y la meretriz infiel… Es un amor que el Esposo ha
conquistado a precio de Sangre…